
El l
problema de los residuos es una
de las principales amenazas para el medio ambiente. El daño
ambiental lo causan muchos residuos, además, muchos provienen de fuentes de
energía no renovables, agotando así nuestros recursos energéticos, minerales o
productivos.
Las neveras, congeladores, lavadoras, cocinas y hornos constituyen la principal fuente de
residuos de acero, unos de los más agresivos para el planeta, y su reciclaje no
siempre tiene efecto positivo sobre el medio ambiente.
Las lavadoras pueden
funcionar durante una década, los frigoríficos también, los ordenadores tienen
una vida más corta, y más todavía los teléfonos móviles. ¿Cuál es la mejor
salida para estos electrodomésticos cuando están estropeados? Las alternativas son muchas y muy
variadas. Cuando un electrodoméstico se estropea se puede llevar a tiendas de segunda
mano gestionadas por empresas sociales que los reparan y los vuelven a poner a
la venta, a tiendas de trueque, a puntos limpios municipales o recurrir a
empresas de inserción laboral que los recogen puerta a puerta.
Reparar los aparatos eléctricos en lugar de deshacernos de ellos evita
la generación de nuevos residuos y previene la contaminación
atmosférica, suelos y aguas. Pero, además, esta práctica tiene importantes beneficios
sociales, ya que crea empleo para colectivos en riesgo de
exclusión y la reparación y venta de segunda mano ofrece electrodomésticos de
calidad a precios asequibles.
Por
eso expertos en medio ambiente y organizaciones ecologistas apuestan por la reutilización,
como la salida más limpia, responsable y sostenible. “Reutilizar los
electrodomésticos comporta beneficios para ti, para tu comunidad y para el
planeta”, explica la campaña de AERESS.
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